De acuerdo con lo estimado por la Dirección de Servicios Generales de la Universidad de Los Andes, sólo 900 calorías, y de manera irregular, es lo que se le está suministrando en la bandeja del comedor a los estudiantes, cuando lo requerido son 2 mil 500 calorías diarias.

El tema de este servicio contemplado en nuestro sistema educativo como gratuito y obligatorio retornó la mañana de este 28 de mayo a las discusiones del Consejo Universitario de esta casa de estudios. El vicerrector administrativo presentó un informe detallado en relación con el índice calórico que consumen los estudiantes y que la ULA y destacó que sólo recibe el 25 por ciento de los proteicos asignados.

Pese a las penurias de la crisis humanitaria del país, que han llevado a que se quiebre todo orden de vida estable y saludable, los estudiantes intentan, con evidente sacrificio diario, quedarse en las aulas y así lograr completar su carrera, lo que no se sabe es cuánto resistirán.

En este sentido, los miembros del CU subieron el tono a las alarmas ya encendidas desde hace años para insistir en buscar salidas al grave problema alimentario del sector estudiantil. Tras las deliberaciones, se votó por difundir un informe sobre realidad de suministro al comedor universitario emanado del Vicerrectorado Administrativo.

Igualmente se invitará al viceministro del Vivir Bien Estudiantil y la Comunidad del Conocimiento del Mppeuct para que ofrezca su enfoque sobre la generación de recursos y suministros para este beneficio, así como exponer pruebas sobre lo que su directorio considera “malos manejos” de estos recursos.

Ante la propuesta de habilitar el comedor del Núcleo La Hechicera con personal de la ULA se debía levantar sanción a la decisión de licitar dicha dependencia para ser manejada por empresa privada. Sin embargo los votos a tales efectos no fueron suficientes.

En pleno desarrollo del CU, el viceministro, Carlos León, se comunicó vía celular, con el rector Mario Bonucci lo que produjo un intercambio de impresiones y posturas sobre la problemática del comedor y manifestó su compromiso de asistir a la sesión en el momento que se logre acordar su visita. Más información en www.prensa.ula.ve

Médicos residentes

Los casi 300 médicos residentes que cumplen labores de servicio y formación a dedicación exclusiva a través del postgrado, en el Hospital Universitario de Los Andes, también afrontan privaciones y necesidades extremas dado que sólo perciben una beca cuyo monto está absolutamente depauperado por la inflación.

Esta realidad lleva a que se corra el riesgo de otra desbandada de profesionales de la salud, por lo que se acudió al CU para obtener respuestas factibles en beneficio de estos profesionales, entre las que destacan un servicio de comedor, la concreción de la ciudad hospitalaria y provisiones de equipos para el rigor diario de atención, entre otros.

El Vicerrectorado Administrativo afirmó que estudiará la posibilidad de apelar a los recursos de la providencia estudiantil para dirigir parte de estos recursos a cubrir necesidades de implementación de un servicio de comedor para dichos residentes. Esta propuesta se votó pese a que el viceministro León expresó que ese recurso sólo contempla atención al pregrado y que por lo tanto sería irregular su uso para los efectos propuestos. El rector, en la llamada abierta también apuntó este tema y solicitó a las autoridades del ministerio conciliar y debatir sobre la flexibilización de dichos recursos.

Diáspora en números

La situación país ya se ha valorado abierta y suficientemente en la Universidad de Los Andes y en sus consejos universitarios, en este sentido, vale destacar que el pasado jueves 24 de mayo de 2018 la ULA se planteó unas interrogantes sobre qué hacer en términos de decisión mancomunada (autoridades, CU, gremios, federaciones universitarias, dirección de presupuesto, Daes, Plandes, entre otros).

El rector introdujo los temas que serían objeto de estudio, con datos, mediante la labor de varias comisiones ya constituidas. La primera se encargó de analizar el fenómeno de la diáspora universitaria.

Sobre el tema de la deserción, hubo la presentación de un informe sobre los casos del alcance estudiantil, docente y de personal administrativo, técnico y obrero.

El caso de la deserción estudiantil tomó en cuenta la matrícula del año de 2012 que rondó los 45 mil estudiantes, ya para este año de 2018 esta se ha reducido a 38 mil estudiantes.

Entre la matrícula inscrita y matrícula cursante al termino del cada periodo lectivo se ha notado una merma considerable de deserción. Son más lo que egresan, sea por graduación o abandono, que lo que están ingresando a la ULA. La proporción es 2 a 1, respectivamente.

En cuanto a los docentes, hubo una explicación más detallada por las distintas categorías de funciones docentes, sus tiempos de dedicación, sus escalas de instrucción de postgrados y dinámica de la línea de jubilación. En el año 2015 hubo un pico destacado de ingresos de docentes que ha venido decayendo. En los últimos años ya se detectó que es mayor la cantidad de docentes que renuncian en comparación con el flujo de la línea de jubilación.

Hoy día la variación entre profesor y alumnos asignados tiene un índice negativo ya que se aprecian menos estudiantes por docente. Este año 2018 la ULA ha visto partir 75 docente, de ellos, el 8 por ciento eran del rango titular.

En el año 2014 hubo la regularización de los trabajadores obreros y administrativo y técnico (ATO) que estaban en el rango de contratados que fueron pasados a nóminas.

Vale destacar que en el año 2012 hubo en el caso del personal ATO 11 retiros de frente a cero deserción del personal obrero. En 2017 el fenómeno de la diáspora emerge con fuerza con la renuncia de 47 obreros y 73 empleados del personal ATO. Este año de 2018 son 72 obreros y los ATO 113 los que han abandonado a la ULA para dedicarse a otras labores remunerativas.

Hay incertidumbre sobre lo que ocurrirá en los meses restantes del año donde es el personal ATO quien comanda la tendencia en renuncias.